6:45. Llego tarde. Camino
deprisa, contracorriente, sorteando a las personas que desanimadas recorren las
aceras. Autómatas. Los esquivo una y otra vez, curioso baile. Caras tristes,
miradas vacías…
6:46. Concéntrate, vas a llegar
tarde, y ella no espera. Acelero el paso y cruzo por debajo de un andamio dónde,
de improviso, un gato negro me sorprende. Maldita mi suerte. Avanzo y cuando
salgo, la luz me deslumbra. Únicamente distingo puntos multicolores sobre un
fondo cambiante, pero no me impide seguir avanzando.
6:51. Siento como las gotas de
sudor empiezan a resbalar por mi frente y espalda. Agarro fuerte la pesada
tabla y seco con el dorso de mi mano libre las gotas que me ciegan.
6:53. Si continúo así no voy a
llegar. Pienso rápido. Tomo una decisión, la única salida posible se dibuja en
mi mente. Corre. Una, dos, tres zancadas. Empiezo a coger ritmo. Conforme me
alejo del centro me cruzo con menos gente, puedo ir más rápido, pero estoy agotado.
No puedo cansarme tanto, no ahora. Tengo que reservarme para ella. Disminuyo el
ritmo, noto como mis pulsaciones andan desbordadas, casi tanto como yo.
6:58. Faltan exactamente cinco
minutos para nuestra cita. Puedo llegar. Tengo que llegar. Ya no hay nadie por
las calles y empieza a notarse la ausencia de gente en los últimos días de verano. Mejor, no quiero compartirla con nadie. Mis amigos insisten en que
he perdido la cabeza, que estoy obsesionado. Pobres ignorantes, no tienen la
menor idea de lo que siento. Adoro su fragancia, sus caricias, su completa
libertad más allá de todo límite. Cuando estamos juntos somos uno y todo lo
demás carece de importancia.
7:01. Solo quedan unos metros y
mi pulso se dispara, pero esta vez no es la fatiga la que acelera mi corazón.
7:03. Es la hora. Doblo la última
esquina y quedamos frente a frente. Está esperándome, como siempre. Los
primeros rayos de sol reflejan mil colores sobre su majestuosa belleza. Me
acerco hasta que noto sus primeras caricias en mis pies descalzos. Olvidémonos
de todo lo demás querida, ahora solo importan tus olas y mi tabla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario