Las olas rompían con ferocidad el
silencio de la noche. Pareciera que quisiesen escapar del contacto del barco
que, lentamente, se adentraba en la inexpugnable dársena de Cartagena. Cientos
de ojos contemplaban inquisitivos el avance de la nave desde el Faro de
Navidad. Podía sentir la tensión creciendo a mi alrededor, incluso los
policías, de espaldas al mar y armas en mano, no podían evitar lanzar alguna
mirada inquieta.
Más allá, en el puerto, el
espectáculo era completamente diferente. El silencio sobrecogedor del faro daba
paso a una caótica mezcla de gritos y sirenas que invitaban a la locura. Miles
de personas se habían congregado junto al despliegue médico y militar designado
para la recepción del enigmático navío y su maltrecha tripulación.
Habían pasado cinco agónicos días
desde que el buque informase de la pérdida del setenta por ciento de su personal
a manos de una insólita enfermedad. Desde entonces, los mensajes de súplica y
auxilio por parte de la tripulación habían ido creciendo en la misma proporción
que la tensión de los debates sobre si debían o no permitir su entrada en la
ciudad.
La luz del faro iluminó por un
instante el nombre del navío y sentí un escalofrío. Escipión.
¡Hola!
ResponderEliminarWow, qué intenso el relato. Me ha gustado mucho. Un placer leerte!
¡Besitos sonámbulos! ★🌙
Muchas gracias!! :) Me alegro de que te haya gustado!
EliminarHola Mio! Ya tienes un nuevo seguidor! :)
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarAcabo de conocer tu blog y ya te estoy siguiendo, espero que me puedas seguir de vuelta.
Nos leemos. Besos ^^
Hola!! Ya visité tu blog y tienes un nuevo seguidor!
EliminarBesos!
Hola! Soy nueva en tu blog, y ya te estoy siguiendo(:
ResponderEliminarEspero que puedas visitar mi blog y seguirme de vuelta ^^ Un beso (-:
Hola! ya tienes un nuevo seguidor en tu blog! espero que podamos leernos! Besos!
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